Ayer acudimos a su funeral. Nuestra intención era despedir a José Javier cantando con todo el cariño de nuestro corazón y así lo hicimos, más mal que bien, apesadumbrados por la pena que secaba nuestras gargantas y las ahogaba.
Hay un poema de Raymond Carver, un escritor que me gusta mucho. Fue el último que escribió antes de morir, a los cincuenta años, de la misma enfermedad que José Javier. Siempre me ha emocionado y conmovido hasta el tuétano. Creo que anuncia una verdad cristalina. Creo también que le hubiese gustado mucho a nuestro querido compañero.
¿Y conseguiste lo que
querías de esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
amado en la tierra.