27 de diciembre de 2005

Almacellas

El concierto del 23 de diciembre en Almacellas fue un éxito de público, el teatro del Ayuntamiento estaba lleno, así como el pequeño escenario donde apenas cabíamos. El deseo de la Coral era actuar en la Iglesia, pero el alcalde quería utilizar el flamante edificio recién construido, aunque no reuniese las mejores condiciones para un concierto de coral (nuestra directora tuvo que dirigirnos desde el patio de butacas y los cantantes casi no podíamos abrir las carpetas con las partituras).

En cualquier caso los asistentes nos aplaudieron con ganas y disfrutaron de la música, que es lo que verdaderamente importa.

19 de diciembre de 2005

En la Residencia de Mayores

Ayer domingo, como ya es costumbre cada navidad, fuimos a cantar a la Residencia de ancianos. Cuando llegamos ya estaban todos sentados, esperando. Les ofrecimos un repertorio de villancicos y canciones de navidad que les gustó mucho. Lo cierto es que esta actuación es una de las más enternecedoras y bonitas que hacemos cada año.

Concierto de piano de Teresa Vilaplana Maza (2)

Sobre el concierto de Teresa decir solamente que fue maravilloso, pleno de sensibilidad y un virtuosismo técnico siempre al servicio de la emoción y la belleza.

Desde la primera vez que la vi tocar, en el entonces nuevo conservatorio de Monzón, hará cinco o seis años (así que ella debía de tener diecisiete o dieciocho de edad), me conmovió su asombrosa capacidad para transmitir, con una naturalidad fresca, tímida y apasionada a la vez, todos los matices de las partituras que interpretó. Recuerdo que al terminar aquella actuación se levantó con el rostro arrebolado y estupefacto, como si acabara de despertar de un sueño, mientras sonaban los aplausos y alguien se le acercaba con un ramo de flores en los brazos. Estoy absolutamente seguro de no ser el único entre el abundante público -yo asistí apoyado en la jamba de las puertas porque no cabía un alfiler- que era consciente de estar ante los inicios de una gran pianista.

El del sábado fue un magnífico concierto en lo musical, pero además el teatro estaba casi lleno y pienso que muchos nos sentimos felices de poder disfrutar de Teresa Vilaplana aquí, en su pueblo, rodeada de familiares y amigos. Enhorabuena.

Jesús
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P.D:
Escribíamos el otro día: entre sus próximos proyectos destacan su presentación a la Beca “Pilar Bayona” en el Auditorio de Zaragoza el 14 de diciembre de 2005. Pues bien: Teresa obtuvo la beca, dotada con veinte mil euros, por unanimidad del jurado. Alemania le espera.

11 de diciembre de 2005

Concierto de piano de Teresa Vilaplana Maza

El próximo sábado 17 de diciembre, a las siete y media de la tarde, Teresa Vilaplana Maza ofrecerá en el Teatro de la Feria de Binéfar un concierto de piano donde interpretará los Preludios y Fugas nº XIX y XX de El Clave bien temperado, de J. S. Bach; el Op. 116 de J. Brahms; Almería (Suite Iberia) de I. Albéniz, y la Fantasía Bética de M. de Falla.

Teresa Vilaplana (Huesca, 1983) inició sus estudios musicales a la edad de siete años, finalizando el Grado Medio en Monzón a los dieciséis, con la calificación de Premio Extraordinario. A continuación se trasladó a Zaragoza, donde estudió con Tensy Kristmant e ingresó en el Conservatorio Superior de Música de Aragón, primero con Ignacio Marín y más tarde con Iván Cítera, con quien continúa trabajando en la actualidad. El pasado mes de junio finalizó el Grado Superior con Matrícula de Honor y Sobresaliente en Música de Cámara, asignatura que estudió con el Cuarteto Casals. Ha asistido a clases con Mariano Ferrández, Miguel Ángel Ortega, Claudio Martínez-Mehner, Gustavo Díaz-Jerez, Olga Semoushina, Peter Bithell, Andrej Jasinski (maestro de K. Zimmerman) y Alicia de Larrocha.

En la actualidad forma parte del Trío Scherzo (Cello, Clarinete y Piano), con el que obtuvo el Primer Premio en el concurso “Teodoro Ballo” de Zaragoza y el Premio del Público y Primer Premio en el concurso nacional de Lerma (Burgos) el pasado mes de agosto. Con esta agrupación ha ofrecido recitales por distintas ciudades españolas.

Como solista, Teresa Vilaplana fue finalista en el concurso Internacional de piano “Ricard Viñes” de Lérida y ha ofrecido conciertos en Zaragoza, Huesca, Segovia, Burgos y otras localidades, acompañada en varias ocasiones por diversas orquestas, como la del Conservatorio Superior de Aragón o la Orquesta del curso Internacional “Nueva Generación Musical”, en Segovia. Entre sus próximos proyectos destacan su presentación a la Beca “Pilar Bayona” en el Auditorio de Zaragoza el 14 de diciembre de 2005, así como la realización de un posgrado en Alemania.

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Teresa es contralto en la Coral de Binéfar cuando sus compromisos se lo permiten, y siempre está dispuesta a ser nuestra pianista de lujo en los conciertos. Quienes hemos seguido su carrera desde hace años nos sentimos tremendamente orgullosos de ella, no solamente por la extraordinaria pianista que ya es sino también por su manera de ser, por su sencillez y su carencia absoluta de vanidad (algo que seguramente hará que nos reproche haber escrito estas líneas). Te enviamos un beso, Teresa, y te deseamos todos los éxitos que sin duda, porque te los mereces, seguirán llegando.

28 de noviembre de 2005

Concierto en la residencia de ancianos

Desde hace algunos años cada navidad cantamos gratuitamente en el Hogar de la 3ª Edad de Binéfar. Es una actuación especial porque difícilmente tenemos un público más agradecido que los ancianos que residen allí, y es especial también porque, de algún modo, la música cobra en esas circunstancias un sentido terapéutico, generoso y aliviador que nos conmueve y enorgullece. En pocos lugares como ése tienen tanto sentido los villancicos y las canciones populares que les ofrecemos con todo nuestro corazón. Cantaremos allí el próximo dieciocho de diciembre.

19 de noviembre de 2005

El precio de la cultura

Después de muchos años ensayando en locales de la Escuela Municipal de Música del Ayuntamiento de Binéfar, la pasada semana la concejalía de cultura nos remitió una carta en la que se nos comunicaba que a partir de ahora deberemos pagar un alquiler. Al parecer existe una ordenanza municipal que tasa el uso de locales públicos no solamente para nosotros sino para cualquier otra asociación cultural que necesite hacer uso de ellos. El precio es de cuatro euros la hora, y con esta ordenanza nuestro ayuntamiento significa claramente la importancia que concede a la cultura y a la llamada "Sociedad civil".

La Coral de Binéfar es una entidad de carácter particular, ajena al poder político. Somos sencillamente un grupo de personas de diferentes edades, profesiones e ideologías, amantes de la música. Aunque la mayoría de sus miembros es de Binéfar también hay personas de Almacellas, Sucs, Barbastro y Esplús, aragoneses y catalanes unidos por la maravillosa afición de cantar, cantar para sí mismos pero también y sobre todo para los demás. Ni ellos ni, lo que es más inusual, su directora, cobran nada por ello, su esfuerzo no tiene más recompensa, y no es poca, que la satisfacción de añadir calidad a sus vidas y hacer cultura.

La Coral de Binéfar ha llevado el nombre de su localidad allí donde ha cantado, y lo seguirá haciendo. Qué triste paradoja que nuestro propio Ayuntamiento sea quien menos interesado está en nuestra actividad, como lo demuestra el hecho de que en los últimos años nunca nos hayan invitado a cantar en sus programaciones culturales. Lo cierto es que nuestra independencia, plasmada en su día en la negativa democráticamente expresada por nuestros miembros a la posibilidad de convertirnos en la Coral del Ayuntamiento, en las condiciones que desde allí nos planteaban, nos pasa factura. La posibilidad de que exista una Coral ajena al organigrama municipal la convierte, al parecer, en algo indeseable. Cuando la llamada "Sociedad civil" pasa de ser una cómoda expresión general a pura y diáfana realidad, lo peor de la política hace aparición: si no podemos apuntar en nuestro haber lo que hacéis no merecéis cobijo alguno; si vais por libre este gobierno municipal no tiene por qué ayudaros, si vais por libre estáis solos. Éste es el concepto de la cultura que manifiesta el Ayuntamiento de Binéfar. Los locales municipales no son del pueblo soberano, son suyos, de ellos; quien quiera hacer cultura que la pague. Qué penoso y lamentable.

11 de noviembre de 2005

Testamento de Beethoven

A mis hermanos Carl y Johann, para ser leído y cumplido después de mi muerte.

¡Hombres que me tenéis por hostil, terco y misántropo, qué injustos sois conmigo! Vosotros ignoráis la razón oculta de mi comportamiento. Desde mi infancia, mi corazón y todos mis sentidos se mostraron inclinados al tierno sentimiento de la bondad; incluso estaba siempre dispuesto a realizar los actos más generosos. Pero tened en cuenta el estado sin remedio en el que me encuentro desde hace seis años, agravado por médicos ignorantes que me prometieron mejoría año tras año. Engañado tanto tiempo, me veo abocado al fin a la perspectiva de una enfermedad crónica cuya curación exige tal vez muchos años, si es que no es imposible. De un temperamento apasionado y vivo como soy por naturaleza, aficionado a las distracciones de la vida social, tuve que apartarme pronto de la gente y llevar una vida solitaria. Si a veces intentaba sobreponerme a mi mal, ¡con qué redoblada tristeza el oído dañado me recordaba mi desolación! Y, sin embargo, no era posible que yo les pidiera a todos: «¡Habladme más alto, gritadme, que soy sordo!». ¿Cómo hubiera podido confesar la carencia de un sentido, que en mí debería existir de un modo más perfecto que en nadie, un sentido que yo tuve en la mayor plenitud, en una perfección como la tienen o la tuvieron muy pocos de mi profesión? No, no puedo. ¡Ay, cuánto me gustaría estar en vuestra compañía! Perdonadme, pues, si vivo apartado de vosotros; doblemente me duele mi desgracia puesto que no se me comprende. No me están permitidas ni la distracción en la vida social, ni las conversaciones apacibles, ni las efusiones mutuas. Sólo me puedo acercar a la gente si existe una imperiosa necesidad. Como un desterrado debo vivir. En cuanto me acerco a una tertulia se apodera de mí la ansiedad terrible de que alguien vaya a descubrir mi estado. Por estas razones permanecía estos últimos meses en el campo, para cuidar en lo posible mis oídos, siguiendo el consejo de mi sabio médico, y porque respondía a mi íntima disposición de ánimo. Y cuando, sin embargo, seguía mi instinto e intentaba mezclarme en sociedad, ¡qué humillación si alguien cerca de mí oía el sonido de una flauta, y yo no oía nada, o alguien escuchaba el canto de un pastor, y yo, de nuevo, no oía nada! Sucesos como éstos me condujeron casi a la desesperación, y muy poco me faltó para quitarme la vida, y sólo el arte me detuvo, sólo el arte. Me parecía imposible dejar este mundo sin haber creado antes todo aquello a lo que me sentía llamado, y así llevé una vida miserable, realmente miserable. Me volvía tan irritable que una pequeñez podía alterar por completo mi ánimo. Paciencia, como suele decirse; a ella escojo como guía, es mi guía ya. Ojalá que sea duradera esta mi decisión de perseverar, hasta que les plazca a las inexorables Parcas cortar el hilo de mi vida. Quizás mejore, quizás no. Estoy decidido y me veo obligado a hacerme filósofo a mis veintiocho años. No es fácil, y para el artista más difícil que para cualquier otro. ¡Oh Dios!, tú ves en mi interior, lo conoces y sabes que amor y bondad lo habitan. ¡Oh, los que leáis un día estas líneas, recapacitad entonces sobre lo injustos que habéis sido conmigo! Y consuélese el desgraciado al encontrar en mí un semejante suyo, que, a pesar de todas las trabas de la naturaleza, hizo cuanto estaba en su poder por figurar entre los verdaderos artistas y hombres singulares. Y vosotros, mis hermanos Carl y Johann, en cuanto haya muerto y si el profesor Schmidt vive todavía, rogadle en mi nombre que cuente mi enfermedad, y añadid esta carta a la descripción de mi padecimiento a fin de que el mundo se reconcilie conmigo en lo posible. Al mismo tiempo os declaro a los dos herederos de mi pequeña fortuna (si es que merece este nombre). Compartidla honradamente, llevaos bien y ayudaos mutuamente. Ya sabéis que aquello que me hicisteis, hace mucho que está perdonado. A ti, hermano Carl, mi agradecimiento especial por el afecto que me has mostrado en estos últimos tiempos. Os deseo que tengáis una vida mejor y más despreocupada de lo que yo la tuve. Enseñad a vuestros hijos a ser virtuosos; sólo la virtud puede hacer feliz, no el dinero. Lo digo por experiencia. La virtud ha sido mi apoyo incluso en la miseria. Además de por mi arte es por ella por quien no he puesto fin a mi vida. Sed felices y amaos. Doy las gracias a todos mis amigos, en particular al príncipe Lichnovski y al profesor Schmidt. Es mi deseo que los instrumentos que me entregó el príncipe L. sean conservados por uno de vosotros, pero sin que haya discordia por ello. Vendedlos si el dinero os puede ser de alguna utilidad; seré feliz si sé que puedo serviros en algo aún después de mi muerte. Esto es cuanto os quería decir. Con alegría salgo al encuentro de la muerte. Si llegase antes de que tuviera la oportunidad de mostrar todo mi genio, habría llegado demasiado pronto; a pesar de mi duro destino, preferiría que tardara aún. Sin embargo me conformaré, ¿no me libera acaso de un estado de sufrimiento sin límite? Muerte, ven cuando quieras, yo salgo valientemente a tu encuentro. Sed felices, y no me olvidéis del todo cuando haya muerto, pues bien merece que recordéis a quien toda su vida ha pensado tanto en vosotros y en vuestra felicidad.

Ludwig van Beethoven, Heiligenstadt, 6 de octubre de 1802.


Así me despido de ti, pues, triste, porque definitivamente debo abandonar la dulce esperanza de curarme –si no del todo, al menos en parte– que hasta aquí traía conmigo. Igual que las hojas de los árboles se marchitan y caen en otoño, también la esperanza se ha secado del todo. Me voy casi como vine. Hasta he perdido el valor que me animaba durante los hermosos días de verano. ¡Oh, Providencia!, ¿cuándo harás que luzca para mí un día de pura alegría? ¡Cuánto tiempo hace que no la he saboreado! ¿Cuándo, Dios mío, cuándo podré volver a sentirla en el templo de la naturaleza y entre los hombres? ¿Nunca jamás? ¡Oh, no! ¡Sería demasiado cruel!

Heiligenstadt, 10 de octubre de 1802.


Ludwig van Beethoven, retrato de F. G. Waldmüller, 1823

10 de noviembre de 2005

Concierto y aniversario

La Coral de Binéfar participó el pasado sábado cinco de noviembre en el IX Encuentro Coral “Villa de Graus” II Memorial David Tellechea, acompañando a la Coral anfitriona y la Coral de Albelda. El concierto conjunto tuvo lugar en la Iglesia de San Miguel, y en él la Coral de Binéfar ofreció el siguiente repertorio:

Din di rin din - Anónimo español del siglo XVI, del Cancionero de Palacio.
Alta Trinita Beata - Anónimo italiano del siglo XV.
Danny Boy – Canción popular irlandesa.
Zorongo - Canción popular andaluza.
Ave María - Julio Domínguez.
María sé que te llamas - Canción tradicional aragonesa.
Plovi plovi - Canción popular dálmata.
Signore delle cime - G. di Marzi.

La Coral de Binéfar cumple este año su décimo aniversario desde su refundación en 1995. Durante este tiempo ha actuado en distintas localidades de Aragón y Cataluña, entre las que cabe destacar su visita al Monasterio de Montserrat y los conciertos ofrecidos en los últimos años en la Catedral de La Seo de Zaragoza durante las fiestas del Pilar, sin olvidar en absoluto sus visitas a localidades como San Esteban, Tárrega, Monzón, Albelda, Barbastro, Sucs, Alçamora, Ejea de los Caballeros y otras.

En este décimo aniversario es de justicia reconocer la figura de su directora y fundadora, Teresa Maza Liesa, profesora de música por el Conservatorio Superior de Tarragona y alumna de los Cursos Internacionales de Dirección Coral de Cervera, en la provincia de Lérida, con la presencia de prestigiosos profesores como Pep Prats, J. Vila, L. Virgili, Maite Oca, Enrique Azurza, Erwin List, Edmon Colomer o Helmut Lips en técnica vocal. Sin ella, sin su energía, su ilusión y su permanente trabajo, la Coral de Binéfar sencillamente no existiría. Más mérito y reconocimiento merece su esfuerzo al darse la circunstancia de que no percibe emolumento alguno por ello: la Coral de Binéfar canta patentemente por amor a la música, y el primer ejemplo flagrante de ese amor es el de su directora y alma mater.

Con estos mimbres es inevitable creer en la permanencia de la Coral de Binéfar durante otros diez años más, por lo menos, pues no hay nada en el mundo que tenga más valor y voluntad de permanencia que lo que se hace sin precio, sin contrapartida, sin más recompensa que la satisfacción y el gozo de ejecutar algo que nace del corazón.