Ayer acudimos a su funeral. Nuestra intención era despedir a José Javier cantando con todo el cariño de nuestro corazón y así lo hicimos, más mal que bien, apesadumbrados por la pena que secaba nuestras gargantas y las ahogaba.
Hay un poema de Raymond Carver, un escritor que me gusta mucho. Fue el último que escribió antes de morir, a los cincuenta años, de la misma enfermedad que José Javier. Siempre me ha emocionado y conmovido hasta el tuétano. Creo que anuncia una verdad cristalina. Creo también que le hubiese gustado mucho a nuestro querido compañero.
¿Y conseguiste lo que
querías de esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
amado en la tierra.
1 comentario:
Todo fue muy emotivo y los que lo conocimos sabemos que siempre nos acordaremos de él.
Este texto tan sincero se lo dedicaron en su funeral:
Javier, lo sabéis todos, era un hombre bueno, sabio, amable.
Ayer y hoy, nos pasamos el día preguntando, preguntándonos: ¿por qué?, ¿por qué precisamente él?
Él que era tan joven, vitalista, alegre y comprometido.
No hay respuesta, pero nos queda una convicción.
"Haber conocido a Javier nos compromete".
Si esta tierra da personas como Javier hemos de amar la tierra como él la amó.
Si él creía en la fuerza de la educación, si pensaba que enseñar a los niños los ciclos de la vida es necesario debemos continuar esa tarea.
Si quería un pueblo limpio, sano, ecológico, debemos continuar la faena donde él la dejó.
Haberlo conocido nos compromete.
Debemos quedarnos con la alegría de haber compartido con él algunos ratos de nuestra vida.
Su gran lección es que la afabilidad y el compromiso pueden ir de la mano, incluso se pueden acompañar de la generosidad, como él lo hizo.
Javier: fue una hermosura suerte que estuvieras 42 años con nosotros.
Ahora, que te hemos perdido sabemos más y mejor lo que valías.
Se valora lo que se pierde, decimos, es verdad.
Tal vez no aprendimos todo lo que quisiste enseñarnos.
Tal vez no comprendimos todo lo que tu inteligencia y tu lucidez sabían y manifestaban.
Nos queda, más que tu recuerdo, un compromiso que de él emana.
Nos quedan también los tuyos, esa simiente que has dejado y que crecerá fuerte y libre como las plantas y los animales de la Sierra de San Quílez.
Tu recuerdo, Javier, nos compromete.
Y como dice Jaime, tu cuñado, no debemos llorar porque nos ha dejado, debemos sonreír por lo que con él hemos disfrutado.
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